miércoles, 20 de octubre de 2010

HISTORIAS PARA CONTAR



EL JUEZ Y EL ESCARABAJO
Un juez muy sabio, que vivía en un país gobernando por un hombre injusto y ambicioso, fue condenado a prisión en una torre, porque el gobernador le molestaba que las gentes tuviesen tanto cariño y respeto al juez. Era la torre muy alta, y el juez fue condenado a vivir solo, en ella, toda su vida.

Hacía ya mucho tiempo que el juez estaba preso, sin esperanza de salir de ese estado, cuando una noche se asomó a una ventana y vio que su pobre mujer estaba llorando amargamente al pie de la torre.

El juez la llamó y le dijo:

- No llores querida, y oye bien lo que voy a decirte: Busca un escarabajo, un poco de mantequilla, una madeja de seda, una pita y una soga. Si me traes pronto esto, podré salvarme.

- ¿Pero qué tiene que hacer todo lo que pides para conseguir tu libertad?

- Obedece, querida, lo que te he dicho. Dios me ha inspirado un feliz procedimiento anoche mientras rezaba.

La mujer se alejó corriendo, y antes de una hora volvía al pie de la torre con lo que su esposo le había encargado.

El juez le dijo desde lo alto:

- Pon un poco de mantequilla en la cabeza del escarabajo; amárrale la madejita de seda al cuerpo y ponlo en la pared con la cabeza hacia arriba.


La mujer hizo todo esto cuidadosamente. El escarabajo, que es muy aficionado a la mantequilla, al sentir el olor hacia arriba, creyó que estaba en la pared, y subió por el muro impulsado por su apetito.

El juez lo esperaba en la ventana con gran ansiedad, y, cuando estuvo a su alcance, lo cogió. En seguida tomó el extremo de la madeja de seda e indicó a su mujer que amarrase el cordel en el otro extremo, y cuando subió el cordel se sirvió el prisionero de él para subir la soga.


Entonces aseguró un extremo de ésta en el interior de la torre, y, agarrado de ella, se fue deslizando desde la ventana hasta el pie del muro, donde lo aguardaba su mujer llena de alegría y al mismo tiempo de asombro, al pensar que un escarabajo había servido para realizar una obra tan importante.

Cuentos Escogidos

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